«Era un día muy lluvioso. Estaba
realmente enfermo, me dolía mucho la cabeza y pasé el día entero en la
cama. Tenía más o menos diez años, pero recuerdo perfectamente lo que
pasó. Me desperté en medio de la noche, creo que serían las tres o
cuatro de la madrugada; para entonces mi dolor de cabeza comenzaba a
aliviarse, pero me entraron ganas de ir al baño.
Al levantarme vi por mi ventana que
seguía lloviendo. Salí del cuarto y fui por el pasillo de mi casa. No
quería encender la luz del pasillo para no despertar a mis padres, así
que empecé a andar a oscuras por el pasillo muy despacio. Entonces oí
unos leves ruidos originados de lo que parecía ser algo que me seguía.
Al principio pensé que eran las gotas de lluvia, pero el sonido venía de
detrás de mí. Cuando me detuve, este ruido se detuvo también. En ese
momento se me quitaron las ganas de ir al baño. No veía absolutamente
nada; me quedé quieto un rato, sintiendo por todo mi cuerpo una
sensación de escalofríos, ya que realmente sentía que me estaban
siguiendo por la oscuridad.
De repente algo frío me pasó
rozando un pie. Di un gran salto de miedo, fui corriendo a mi cuarto y
pulsé el interruptor de la luz. Se me deslumbró la vista y no pude
evitar cerrar los ojos un momento. Cuando los abrí, no había
absolutamente nada en el pasillo. Me dije a mí mismo aliviado que sólo
eran fabricaciones mías. Por suerte no desperté a mis padres, así que
fui al baño… pero cuando abrí la puerta del baño, me quedé completamente
asombrado al ver un animalito muy extraño sobre el lavabo. Se ocultaba
de la luz que venía del pasillo, pero pude ver su pequeño rostro con
unos ojos completamente negros y una expresión muy triste. Encendí la luz del baño, pero cuando la encendí, desapareció. Como si se hubiera evaporado.
Para ese punto mi padre había despertado y
me preguntó lo que me pasaba. Cuando se lo conté, me dijo que fueron
alucinaciones producidas por la fiebre. No volví a ver a ese hombrecito,
o lo que fuera… pero a veces me despierto en medio de la noche y pienso
que está ahí observándome, con esa cara tan triste».
Esta fue la anécdota que me contó
mi abuelo. Otras personas cuentan que sus hijos, cuando son bebés, se
despiertan en medio de la noche llorando porque ven al Muñón sin Ojos.
Los niños y personas que tienen miedo a la oscuridad se debe a que han
tenido una experiencia
con esta criatura en su infancia, e instintivamente dejan alguna luz
encendida para poder dormir; saben que mientras haya luz, El Muñón sin
Ojos no se les aparecerá.
Hay ideas cristianas que dicen que si estás bautizado, El Muñón sin Ojos no aparecerá. También dicen que si sientes su presencia
y te pones a rezar desaparecerá para siempre. Otros dicen que lo mejor
para ahuyentarlo es la luz, pero también dicen que este ser no aparece
si tienes animales de compañía.
Hay muchas creencias sobre esta criatura,
pero la evidencia de su existencia no está del todo clara. Sin embargo,
es cierto que muchas veces sentimos ese miedo que nos hace pensar que
en la oscuridad absoluta hay algo. Puede ser El Muñón sin Ojos, puede
ser tu imaginación; ¿quieres averiguarlo?
Levántate de la cama en plena oscuridad y
quédate quieto en medio de tu cuarto. La más mínima sensación de miedo
hará que este ser se manifieste y oirás los sonidos de sus bracitos
moviéndose por tu cuarto. Supuestamente no es peligroso, pero eso no es
del todo seguro. Si enciendes la luz de tu cuarto desaparecerá. Todos
tenemos un Muñón sin Ojos que forma parte de nosotros y que sólo
nosotros podemos ver.
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